Haciendo brechas corta fuego en el Santuario "Extinción Cero"

El otro día nos pusimos las botas (literalmente) y nos fuimos al refugio con una misión clara: abrir brechas cortafuego para proteger el hogar de los lobos. Sabíamos que no sería fácil, pero no imaginábamos lo mucho que íbamos a sudar. ¡Fueron unos 130 metros lineales por 4 metros de ancho, y quitamos como 10 centímetros de hojas secas y yesca! Sí, suena poco, pero después de horas de trabajo, nos dimos cuenta de que era como sacar toneladas de hojarasca a pulso.

¿Por qué hicimos esto?

Las brechas cortafuego son súper importantes porque crean una barrera que evita que un incendio forestal se propague sin control. Aquí, en el refugio, la vegetación seca y los vientos pueden hacer que el fuego avance rapidísimo, y lo último que queremos es poner en riesgo a los lobos y a todo el ecosistema. Así que nos tocó ensuciarnos las manos (y todo lo demás) por una buena causa.

Mucho trabajo, pero con buena actitud

Con machetes, palas y rastrillos en mano, nos pusimos a la tarea de despejar todo el material inflamable. Al principio, todo bien: el sol pegaba rico, el ambiente era increíble y la energía estaba al tope. Pero conforme pasaban las horas y los montones de hojas parecían no disminuir, empezamos a entender que esto iba a ser un verdadero maratón. Hubo momentos de risa, otros de quejas (“¡¿cuánto falta?!”), pero al final, la satisfacción de ver el trabajo terminado fue enorme.

Un esfuerzo que vale la pena

Esta fue solo una de muchas acciones que hacemos para proteger el refugio y a sus habitantes. Nos iremos turnando para darle mantenimiento y seguir ampliando las brechas cuando sea necesario. Aunque terminamos agotados, con ampollas y más de uno cubierto de polvo de pies a cabeza, sabemos que cada esfuerzo cuenta para garantizar un entorno seguro para los lobos.

¡Gracias a todos los que hicieron esto posible!

Nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de los increíbles voluntarios que dejaron el alma en el trabajo, cargando ramas, limpiando y echándole todas las ganas. También queremos agradecer enormemente a quienes donaron materiales como machetes, rastrillos, guantes y demás herramientas que hicieron que esta jornada fuera más eficiente (y un poco menos dura para nuestras manos). Su apoyo marca la diferencia y nos permite seguir protegiendo este refugio y a sus habitantes.

Si quieres ser parte de estas aventuras de conservación, mantente atento a nuestras redes porque siempre necesitamos manos extra. ¡Gracias a todos los que hicieron posible esta jornada y nos vemos en la próxima